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La Guelaguetza en Oaxaca, sin proyecto, sin rumbo. Nada ha cambiado, ni el formato del evento, ni la forma de organizarlo.
Otra vez el espejismo, “nuestra vocación turística”, otra vez ilusionando al pueblo con la Guelaguetza y que se espera una derrama económica importante ¡Basta de mentiras!
¿Cómo empieza el espejismo? Empieza en 1932 con el descubrimiento de la tumba 7 de Monte Albán por parte del arqueólogo Alfonso Caso, (este es el más rico descubrimiento en territorio mexicano en lo que a objetos de oro se refiere). Además, gracias a las exploraciones de Caso, fue descubierto un gran número de edificaciones habitacionales, cívico-administrativas y religiosas; amén de numerosas tumbas, entre ellas las célebres tumbas 7, 104, 105, y 107. Esto fue importante, claro, pero no nos hizo turísticos.
En 1932 la ciudad de Oaxaca se encontraba devastada por los temblores ocurridos entre 1928 y 1931, la economía estaba destrozada, luego entonces, se pensó en hacer un “Encuentro Racial”; donde lo que se pretendía, era atraer a los oaxaqueños que vivían en la ciudad de México (que había huido, en busca de oportunidades), para que vinieran a gastar sus ahorros en una fiesta regional, no se pensó en el turismo ni en las etnias, sólo se trataba de que los paisanos que vivían en la ciudad de México vinieran a reencontrarse con su pasado y de paso que gastaran su dinero aquí, en la ciudad de Oaxaca, para dinamizar la depauperada economía oaxaqueña.
Después de varios años, el “Encuentro Racial”, se transformó en Fiesta del Lunes del Cerro, siendo una fiesta regional y hasta aquí, nada de turístico. Pero llegan los 70`s, María Sabina y los hippies, y es entonces cuando nos hacemos famosos a nivel mundial, pero que quede claro: nos hicimos famosos por María Sabina y los hongos alucinantes ¡No por la Fiesta del Lunes del Cerro! Nos hicimos famosos por la portada del Times con la foto de María Sabina, por la revista Vogue con un reportaje de Fernando Benítez, y por la aparición del libro “El hongo maravilloso: Teonanácatl Micolatría en Mesoamérica” de Robert Gordon Wasson. Dichas publicaciones lanzan a la fama a María Sabina, esto, y el movimiento hippie en búsqueda de la experiencia psicodélica, es lo que hace famoso a Oaxaca, ¡que no la Guelaguetza!
Oaxaca se ve invadida por los hippies, y es ahí donde inicia el espejismo, se construye el Auditorio Guelaguetza 1974-1975 y entonces se dice que Oaxaca es una ciudad turística, pero no, solamente era llamada a nivel internacional: “El paraíso de los hippies”. En fin, se dijo que la vocación de Oaxaca era turística, sí, pero desde esa época, solamente se dijo que éramos turísticos y ya, tal vez se pensó que con eso bastaba, nunca se invirtió en infraestructura, y así, hasta la fecha, desfilaron: Gómez Sandoval, Zárate Aquino, Eliseo Jiménez Ruiz, Heladio Ramírez López, Diódoro Carrasco, José Murat, Ulises Ruiz, Gabino Cué y ahora Alejandro Murat. Y nadie, absolutamente nadie, ha invertido en infraestructura turística.
Hoy con el gobierno de Muratito, seguimos con el mismo espejismo. “Quesque” somos turísticos, a ver, ¿cuánto captamos de divisas por el turismo?, porque capta más Tlacolula o cualquier otro municipio con sus migrantes trabajando en Estados Unidos; que el mito del turismo de Oaxaca. Hablando claro y liso ¿cuánto representa del PIB el turismo?
¿Quiénes son los fuertes en turismo en la República Mexicana?.. El DF, Cancún, Acapulco. ¿Por qué el DF? Por la infraestructura, ahí están los grandes hoteles, los teatros, los parques de diversiones, los centros nocturnos, en fin, ¡la infraestructura! Lo mismo pasa con Acapulco, no basta tener una hermosa bahía, se necesita una buena infraestructura. Y de la misma manera a Cancún no le basta con tener playas bellas ¡se necesita la infraestructura!
No es pagando páginas de promoción de la Guelaguetza en revistas, diarios nacionales y TV, como se estructura una industria turística.
Muratito “dice” que somos turísticos, pero no, aquí en la capital del estado, sólo somos comerciantes para una burocracia federal, estatal y municipal, el turismo que tenemos no representa nada prácticamente para este estado parasito de la federación. El 97% del presupuesto que ejercemos es federal y del 3% restante, que es la recaudación estatal, muy poco proviene del turismo.
Que quede claro, Oaxaca vive en primer lugar del presupuesto federal; en segundo lugar de las remesas de los migrantes; y en tercer lugar de la burocracia, encabezada por los 80 mil sueldos de los maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
La Guelaguetza nos cuesta a los ciudadanos oaxaqueños. Son 20 millones de pesos etiquetados del presupuesto de egresos de la Federación. Mentira que es auto sustentable ¡esta es la verdad!
El mes de julio es de vacaciones escolares en todo el territorio nacional, ésta ha sido la feliz coincidencia por la cual en este mes tenemos un poco de afluencia turística. Aunado a que en una ciudad sin espectáculos ni diversiones, los muchachos oaxaqueños no tienen otra opción que asistir a los eventos que enmarcan La Guelaguetza.
Pero seamos realistas El Encuentro Racial que posteriormente fue La Fiesta del Lunes del Cerro y que era una bonita exhibición de bailables regionales populares, se ha convertido en un espectáculo que ya no es danza, ópera, ni teatro.
En la búsqueda de una supuesta autentificación, destrozaron lo que era un bonito espectáculo de una fiesta regional. Además, ¿autentificación de qué?, ¿de bailables populares de las 7 regiones de Oaxaca que datan de 1932? o incluso, La Flor de Piña, bailable que fue inventado en 1958, año en que el Gobernador Alfonso Pérez Gasga, argumentando que la indumentaria jarocha no era propia del estado de Oaxaca envió un oficio a la presidencia municipal, a cargo de Ángel Vidal Brocado, en la que se solicitaba el diseño de una coreografía indígena para la partitura “Flor de piña” del músico oaxaqueño Samuel Mondragón. ¡Así de prehispánica es la Guelaguetza!
Ahora bien, viendo el tinglado político, Muratito no está haciendo un buen papel, dado que el presidente Peña Nieto no se dignó venir a la “Máxima Fiesta de los oaxaqueños”. No vino el Presidente a felicitarlo por el buen control del estado; no vino Aurelio Nuño a felicitarlo por el manejo del conflicto magisterial. Solamente mandaron a cartuchos quemados como Rosario Robles. Y esto es grave, es un mal presagio para el Des-Gobierno del gobernador Alejandro Murat.
Estamos a 307 días de la crucial cita con la elección presidencial.
¡Suerte! y hasta el próximo De Análisis Político.
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