Nadia Altamirano
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El Hospital de la Niñez atraviesa por una severa crisis debido al desabasto de medicamentos e insumos
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En el mes que Gloria González González ha entrado y salido con su hija del Hospital de la Niñez de Oaxaca Dr. Guillermo Zarate Mijangos, en San Bartolo Coyotepec, ha podido constatar las carencias médicas: “Yo veo que las enfermeras a veces no tienen jeringas o guantes y andan corriendo a la mera hora”, dice conteniendo los sollozos y presionando sus ojos con una servilleta, en espera de que la doctora del área de urgencias le tenga noticias.
Antes de que finalizara junio, ella y su hija Concepción dejaron Zoquiápam Boca de los Ríos, Cuicatlán, en la región de la Cañada. Los moretones y la fiebre constante en su hija tuvieron un diagnóstico: leucemia linfoblastica. Hace una semana Concepción, de 11 años, había sido dada de alta.
El esposo de Gloria volvió a su pueblo “por lo que la gente se coopero”, pero ambas se quedaron en la ciudad capital por cualquier emergencia. La decisión fue la mejor. La mañana de ayer Concepción tuvo que ingresar de nuevo al Hospital de la Niñez de Oaxaca, de las 150 mil plaquetas que debería tener su cuerpo, sólo tenía cuatro mil. Estaba anémica y no podía ni mantenerse en pie.
“Plaquetas hubo, también antibióticos, no tuvimos ningún problema de insumos, lo único que no sirve es el tomógrafo, eso nos impidió saber si hay sangrado en la cabeza, pero mi clínica me está diciendo que tal vez sangró, así que mejor la entubamos”, es la explicación que recibe de la doctora y que calma la angustia de Gloria, quien entra al área de urgencias a ver a su hija.
De no haberla entubado, Concepción tenía el riesgo de convulsionar y entrar en paro respiratorio, lo cual incrementaría las probabilidades de fallecimiento, “está grave, pero estable”, dice brevemente la doctora Luis, responsable de atender a Concepción.
Riesgo por faltantes
Sin entretenerse en la entrevista que le resta tiempo para atender a la paciente, se refiere fugazmente a la problemática que desde el 7 de julio llevó al personal a un paro técnico y suspender la consulta externa: “Cuando no existe el suficiente material es un riesgo que laboremos sin tener lo necesario. A los pacientes graves de leucemia no les podemos negar la atención, no pueden deambular allá afuera”.
A lado de Concepción, en la cama continua, dormita Adrián, un paciente oncológico a quien en marzo pasado le diagnosticaron un tumor germinoma. Su nuevo ingreso se debió a dificultades respiratorias; a unos pasos su padre Rigoberto Cruz camina y mueve una caja azul que sostiene entre sus manos, las plaquetas que hay en su interior no deben coagular y son para el cuerpo de Adrián.
El paro técnico en el hospital no les afecta directamente. Por ser un paciente grave Adrián ha ingresado las veces que han sido necesarias, pero la falta de insumos y equipamiento las resienten los bolsillos de Rigoberto, un hombre cuya labor de chófer y lo que le da el campo le ha dificultado gastar los cien mil pesos que calcula ha erogado desde marzo a la fecha, mucho en medicamento especializado que sólo ha conseguido sobre pedido.
“Por una parte es una presión”, es lo que entiende cuando se le pregunta su opinión del paro técnico que se ha mantenido por 19 días, reduciendo este lunes a 30 el número de pacientes hospitalizados: siete en cuidados intensivos neonatales, nueve en oncología, dos en terapia intensiva y seis en urgencias.
De no existir el Hospital de la Niñez en Oaxaca la única opción que Rigoberto encuentra para que su hijo Adrián reciba atención especializada son los servicios privados, algo en lo que no quiere ni pensar porque implicaría gastar “un dineral”.
Gloria y Rigoberto cruzan miradas, sus rostros comparten la angustia y el dolor de que sus hijos sean pacientes oncológicos. No lo saben, pero también son de los tres ingresos que este lunes se dieron en el Hospital de la Niñez, que cuando funcionaba al cien por ciento podía aceptar a siete ingresos hospitalarios.
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