lunes, 3 de septiembre de 2018

Templo Mayor (Columna)



EL QUE descansa haciendo adobes de grilla es Ildefonso Guajardo, quien luego de las arduas negociaciones el TLCAN 2.0 se fue a pasar el fin de semana a su terruño.

QUIENES vieron ayer en Monterrey al secretario de Economía dicen que no andaba en misa, sino en una mesa muy politicona con sus paisanos priistas Héctor Gutiérrez, secretario de Organización; Felipe Enríquez, ex secretario de Asuntos Electorales, y Abel Guerra, un viejo lobo de mar.

¿DE QUÉ habrán platicado? Ni modo de pensar que se juntaron para analizar la derrota de los Rayados.



AL IGUAL que los gobernadores, algunos alcaldes están preocupados por la figura de los súper delegados que tendrá en los estados Andrés Manuel López Obrador.

TEMEN que aquello se convierta en una perversa subasta de programas sociales -¡quién da más!- en la que compitan los enviados federales con las autoridades locales, con fines meramente electorales.

CON ESO de que el populismo es lo que vende, será muy grande la tentación de regalar más útiles escolares, más tinacos y más juguetes; dar más becas, apoyos, subsidios y lo que se les ocurra para promoverse.

EL PROBLEMA es que el presupuesto no es infinito y si la mayor parte se dedica a los "apoyos", poco o nada va a quedar para los servicios públicos básicos, que es la principal función de los ayuntamientos... y lo que realmente padecen en el día a día los mexicanos.



A PROPÓSITO de promesas, hace unos días anduvo en Chihuahua el próximo secretario de Salud, Jorge Alcocer, y recorrió las obras de los hospitales de Especialidades y Cancerología de Ciudad Juárez.

DIJO que el compromiso de su jefe es que estarán concluidos y operando durante el próximo sexenio, ante lo cual el gobernador Javier Corral no quiso quedarse atrás.

EL PANISTA dijo que él también había hecho un compromiso importante con los chihuahuenses: meter a la cárcel al ex mandatario César Duarte. A ver quién cumple primero su palabra.



EL QUE se llevó la tarde en la instalación de la 64 legislatura del Congreso de la Unión, sin duda, fue Porfirio Muñoz Ledo, quien lució un colmillo más largo que el de Drácula.

A SUS 85 años, el presidente de la Mesa Directiva condujo con fiereza y firmeza la sesión y se dio el lujo de ponerle una arrastrada al inquieto Gerardo Fernández Noroña, al perredista Antonio Ortega y al petista Óscar González Yáñez, provocando risas y aplausos hasta de la oposición.

LO DICHO: más sabe Porfirio por Muñoz Ledo... ¡que por diablo!

Reforma

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