Jorge Fernández Menéndez
Algo saben las agencias financieras de que en México, simplemente, no queremos ver, porque este fin de semana tanto la calificadora Fitch como el Fondo Monetario Internacional han movido al alza la tasa de crecimiento económico. Fitch Ratings incrementó su proyección de crecimiento a 2.3 por ciento para 2017 y 2.4 por ciento para 2018. Apenas en junio de este año había estimado tasas de 2.0 y 2.2 por ciento, respectivamente. Por su parte, el FMI aumentó la perspectiva de crecimiento de 1.9 por ciento, que había pronosticado en julio para el 2017, a 2.1 por ciento.
Y todo eso ocurre en un momento, especialmente, complejo, cuando estamos ante la renegociación (o el abandono) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y cuando nuestro país acaba de afrontar un mes de terribles desastres naturales, incluyendo los sismos del 7 y 19 de septiembre y huracanes y tormentas que han azotado el Caribe, el Golfo y el Pacífico.
La salida del TLC es una posibilidad real, que el presidente Trump alimenta día con día. Nadie sabe si es una percepción real, una balandronada o simplemente una forma de negociar, sacada del programa que hacía en televisión, The Apprentice. Pero lo cierto es que el peligro de que Estados Unidos salga del TLC o de que México rompa la negociación porque considere inaceptables las condiciones que quiere imponer la administración Trump, es una realidad. El líder empresarial Juan Pablo Castañón ya había adelantado que existía esa posibilidad y decía, incluso, lo que parecía demasiado apresurado, que México podría dejar la negociación y retomarla cuando hubiera otro gobierno en EU.
Pero el propio secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien encabeza las negociaciones de parte de México, dijo en un encuentro con empresarios de América Latina, que el gobierno de Donald Trump ha adoptado una estrategia “donde le ponen dinamita a toda la negociación para luego establecer un sistema de intercambio de posiciones para empezar a cerrar capítulos”, pero eso no es posible hacerlo, señaló, en una negociación que va demasiado rápido y donde no hay tiempo que perder en “fuegos artificiales”.
Pero fue más allá. Dijo que si Estados Unidos abandona el TLC no puede esperar la colaboración de México en temas migratorios y de seguridad nacional, porque el presidente Enrique Peña Nieto ya había dejado muy claro que “la renegociación debe ser integral y la única manera es que sea una relación balanceada”.
No es una declaración menor y pone en la balanza mucho más que los acuerdos comerciales. En temas migratorios y de seguridad nacional, la colaboración de México y Estados Unidos abarca muchísimos capítulos y es imposible pensar que Guajardo haya hablado a título personal.
Esa ruptura es más preocupante, incluso, que la comercial. Como se ha dicho en estos días, José Antonio Meade ha sido insistente en ello, los temas comerciales pueden paliarse con las normas de la Organización Mundial de Comercio y con otros mecanismos. La propia Cámara Americana de Comercio ha amenazado a Trumpcon demandarlo en los tribunales de su país si decide retirar unilateralmente la Unión Americana del TLC. Pero si se rompe la colaboración de México y Estados Unidos en temas de seguridad y migración, se dará una situación inédita en esos y otros ámbitos para los dos países. Esa colaboración existe desde hace años, es compleja, están involucradas distintas agencias en los dos países y el costo de esa ruptura puede ser muy alto, incluso, más para Washington que para México.
Pero más allá de eso, la economía mexicana parece estar reaccionando bien. Ni la negociación del Tratado ni los sismos ni los huracanes han podido romper la tendencia al crecimiento, pese a todos los desafíos que enfrentamos. Pero los mismos no pueden ni deben ser subestimados, aunque con Trump nunca se sabe qué es realidad y qué ,simples amenazas para el consumo interno.
Jaime Rodríguez, El Bronco, quiere ser Presidente de la República. Está en su derecho. Ya inició su campaña y está en la búsqueda de las firmas que le den la candidatura. No ha dejado el gobierno de Nuevo León a donde llegó hace apenas dos años, pero las expectativas que generaba, entonces, no son las mismas que las que tiene hoy. En estos dos años, Nuevo León no ha avanzado, su equipo se ha desmantelado, muchos de sus apoyos empresariales lo han abandonado y la seguridad local ha caído en forma notable. Para confirmarlo, al mismo tiempo que El Bronco se registraba como candidato independiente, el penal de Cadereyta volvía a amotinarse por enésima vez. Ahora fueron 17 los muertos.
El sábado falleció Óscar Lara, un hombre con una larga trayectoria en el sector financiero y en el servicio público, en su natal Sinaloa y en el ámbito federal. Perdió una larga lucha contra el cáncer, pero nadie pudo derrotar su imagen de honestidad (incluyendo alguna reciente difamación periodística) labrada a lo largo de muchos años de trabajo. Descanse en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario