Baja competitividad, inseguridad y corrupción, factores que pueden afectar negativamente la nota crediticia para México: la calificadora estadunidense.
Silvia Rodríguez
Las políticas que implemente la próxima administración representan un riesgo para México, ya que es probable que impacten en el crecimiento económico y en la calificación crediticia del país, advirtieron el Banco de México (Banxico) y la agencia Moody’s Investors Service.
Según la minuta de la última reunión de política monetaria del Banxico, donde se decidió mantener la tasa de interés de referencia en 7.75 por ciento, entre los riesgos para el crecimiento del país destacan la implementación de la política pública que enfrentará la administración entrante, cierta debilidad de los componentes de la demanda agregada y la baja producción de la plataforma petrolera.
La mayoría de los integrantes de la junta puntualizó que aún se desconocen detalles importantes sobre la agenda económica que emprenderá la próxima administración.
Entre los riesgos para el crecimiento de mediano y largo plazos del país, algunos mencionaron la posible pérdida de eficiencia y productividad de la economía, así como una afectación de la competitividad por factores internos, tales como el agravamiento de la inseguridad pública.
Un miembro dijo que la corrupción, impunidad y falta de estado de derecho afectan las perspectivas de inversión, mientras otro destacó la desviación del proceso de consolidación fiscal en curso y políticas públicas que afecten el crecimiento potencial, así como una eventual desaceleración de la economía de Estados Unidos.
Por su parte Moody’s indicó que la propuesta del próximo gobierno de eliminar las exportaciones de crudo puede poner en riesgo la calificación crediticia del país —que está en A3 con perspectiva estable— y la de Petróleos Mexicanos (Pemex).
En conferencia con medios, el analista soberano de México en Moody’s, Jaime Reusche, explicó que están muy atentos a los anuncios o posibles planes para el sector energético porque es bastante sensible, pues si bien, Pemex está en una situación estable, también es frágil.
Explicó que el gobierno saliente ha tenido muy buenos resultados al disminuir la dependencia de los ingresos petroleros de 34 por ciento en 2012 a 10 por ciento en 2017. No obstante, si se comienza a cambiar la estructura de cómo funciona el sector energético y la manera de transferir los ingresos a las cuentas fiscales, o bien, si se cortan, habrá un impacto.
“Sí puede tener repercusiones en la calificación si es que se da, o no se encuentra un sustituto de los ingresos petroleros”, aunque no sería inmediato, sino en el mediano plazo, dijo Reusche.
La analista líder de Pemex en Moody’s, Nimia Almeida, dijo que si el próximo gobierno privilegia la refinación de hidrocarburos, los ingresos de Pemex disminuirían, pues al exportar se cobra en dólares, pero al enfocarse en el mercado interno, los ingresos son en pesos.
Lo anterior en un contexto donde 87 por ciento de su deuda (104 mil millones de dólares a junio de 2018) está denominada en dólares y otras monedas duras.
Agregó que el nuevo plan también llevaría a forzar que Pemex importe crudo, lo que implicaría mayores riesgos por tipo de cambio y un efecto negativo en el flujo de efectivo.
Sobre cuándo revisará la calificación de México, Moody’s dijo que normalmente es en marzo o abril, pero con el cambio de gobierno necesita más tiempo para evaluar, por lo que estima que será después de la primera mitad de 2019.
CLAVES
PRESIÓN EN AL
Fitch ha observado más presiones negativas sobre las calificaciones crediticias de América Latina desde el segundo trimestre de 2018.
La calificadora ve en la región una combinación de condiciones financieras más estrictas y una dinámica de crecimiento complicada.
Argentina, Brasil, Costa Rica y Ecuador además tienen que hacer frente a una serie de complicados panoramas fiscales y de deuda pública.
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